La directora de Ambiente de la IDM, Virginia Villarino, indicó que este nacimiento se constituye como un hecho único e inusual y, en este caso, deja aprendizajes pero también desafíos. La jerarca exhortó a la población un último esfuerzo antes de que la madre y su cría se separen.
Reiteró la importancia de respetar el espacio, no hacer ruido, no realizar eventos pirotécnicos y entender que la vida marina tiene su espacio. Asimismo, subrayó que trabajando en conjunto se puede lograr mucho por la preservación del ambiente y la vida marina.
Desde el nacimiento -se trata del primero en la costa de Piriápolis-, se conformó un grupo de trabajo en el que todos están monitoreando la situación para que la cría pueda lograr el período de cercanía con la madre sin ser interrumpida por turistas o vecinos de la zona. En ese contexto, destacó a la DINARA, al Ministerio de Ambiente, Prefectura, IDM, Municipio, ONG, y voluntarios, entre otros. En ese marco, solicitó continuar este ejemplo de trabajo para que la fauna marina siga estando en las condiciones en las que deben permanecer.
En tanto, valoró que se haya cercado y que se hayan puesto redes para que el recién nacido y su madre tengan un espacio de tranquilidad. Al mismo tiempo, Prefectura patrulla la zona para evitar que se acerquen embarcaciones.
El nuevo ejemplar de elefante marino aumentó de peso según confirmó el veterinario Matías Loureiro, quien adelantó que luego del mes de vida -que se cumplirá el 13 de noviembre, aproximadamente- llega la parte más compleja para el vínculo entre ambos, dado que la cría se comienza a desplazar sola. Pasados los 30 días, “se va a ir moviendo hasta que siga rumbo al sur”, agregó. También hizo hincapié en que se haya generado conciencia colectiva en relación con el cuidado del ambiente.
Sobre el recién nacido, que simbólicamente fue nombrado Francisco, el veterinario comentó que aún es difícil saber si se trata de un macho o una hembra dado que alcanza su madurez a los tres años.